jueves, 5 de octubre de 2023

Reto Módulo 2: Las mujeres en la minería asturiana

 

Este reto del módulo 2 he decidido dedicarlo a las mujeres mineras en Asturias, por ser la provincia de la que yo procedo y porque me parece un ejemplo más de cómo la mujer ha sido invisibilizada en un sector concreto y donde nuevamente ha tenido que luchar en condiciones muy desfavorables.

En Asturias la minería comenzó a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XIX y desde sus comienzos las mujeres han estado presentes en esta industria, ya en 1883 trabajaban en las minas asturianas 616 mujeres. En principio realizando trabajos esporádicos, pero pronto se convirtieron en auténtico proletariado, modificándose los modos de vida y de vivienda al trasladarse al lado de las minas.

Los empresarios por su parte, aprovechaban una mano de obra menos conflictiva y de la que podían prescindir sin problemas, ya que las organizaciones obreras no les daban importancia, y sobre todo que cobraban la mitad que los hombres con el mismo rendimiento.

A pesar de esto, las mujeres (y también los niños) tuvieron que abandonar cualquier labor de interior debido a la presión social, las denuncias de las organizaciones obreras y sucesivas leyes prohibiendo toda labor de interior.

Sin embargo, a los empresarios esto no le importó porque necesitaban gente para lavar y escoger el carbón para hacerlo más competitivo, y este trabajo, el mas insalubre y nocivo para la salud, recayó sobre las mujeres. Así que a finales del siglo XIX, las mujeres trabajaban solo en el exterior, en turnos de día y de noche y sin ganar más por este hecho, siendo su salario la mitad que el de los hombre y menor que el de los chicos.

Con estos salarios bajos y ocasionales, las mujeres, al contrario que los hombres, no podían independizarse y continuaban sujetas a sus familias, primero como hijas, luego como esposas.  Y desde luego no podían acceder a estudios en las escuelas para adultos como si podían hacer los hombres. De hecho, hasta 1973 cuando Raquel Fernández terminó su carrera, no hubo una primera mujer perita, hecho que provocó revuelo social y burlas de diverso tipo.

En este cambio social desde el mundo campesino y tradicional, el papel de las mujeres se transformó y pasó a ser el de madres y cuidadoras dependientes del hombre tanto económica como psicológicamente, así que su trabajo en la mina se mantenía en muchos casos hasta que se casaban.

En 1914 estalló la guerra y la demanda de carbón hizo que aumentara la necesidad de mano de obra en las minas con jornadas mínimas de 12 horas diarias. Pero en 1918 con el final de la misma, muchas mujeres tienen que volver a sus casas o trabajar en peores condiciones aún.

En los años 20 del siglo pasado con la aparición del cine y las revistas, así como por la presión de la iglesia, se empieza a difundir un concepto de mujer, en la que la mujer minera sería su antítesis, fomentando que se las viera como algo vergonzoso y sucio.

A pesar de esto, a partir del 37 se vuelve a necesitar mano de obra en las minas y se vuelve a incrementar el número de mujeres.

En los años 50 y 60 se centralizan los lavaderos de carbón y las mujeres son recolocadas en puestos de limpieza, comedores, oficinas, etc.

Y así saltamos hasta los años 80 y nos vamos a situar en la empresa pública Hunosa, que por aquellos años era un motor de la economía asturiana donde se empleaba a miles de trabajadores.

En aquellos años y en un contexto de altas tasas de paro, se llevan a cabo por dicha empresa, sucesivas convocatorias directas de empleo a las que por supuesto acuden mujeres, que quedan fuera bajo pretexto de una norma de la Organización Internacional del Trabajo de 1897, a la que ya habíamos hecho referencia en párrafo anterior, que prohíbe el trabajo de las mujeres en el interior de las minas.

Este argumento, que solo tenía por finalidad dejar a las mujeres fuera de las minas, a pesar de que muchas de ellas superaron las pruebas para acceder. Pero nuevamente las minas necesitaron trabajadores, así que al final recurrieron a la mano de obra femenina, pero solo como personal de exterior, en ningún caso bajando a los pozos.

En este contexto se emprenden varías acciones legales por parte de mujeres, para lograr la igualdad de derechos y oportunidades con los trabajadores hombres. Las primeras no prosperaron, pero en el año 1987 Concepción Rodríguez Valencia, candidata rechazada por la empresa en varias ocasiones, a pesar de haber superado las pruebas de acceso, inicia una acción legal que llegará hasta el Tribunal Constitucional y que finalmente fallará a su favor, y por tanto, en el de todas las mujeres que pretendían el acceso a la mina. Es el año 1992.

La información utilizada para escribir este artículo la he obtenido de:

- El libro Asturias y la Mina de Montserrat Garnacho, Ediciones TREA

- Entrevista realizada a Concepción Rodríguez Valencia publicada en la página www.montepio.es y en la revista Montepío de la Minería Asturiana

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